FRACTURAS POR ESTRÉS EN EL PIE EN CORREDORES.

En primer lugar, tenemos que aclarar que cuando nos referimos al término fractura por estrés nos estamos refiriendo a un tipo de fractura cuya causa es el impacto repetido y acumulado en una zona.

No se trata por lo tanto de una fractura producida por un traumatismo o por un alto impacto generado por ejemplo en un salto, aunque en muchas ocasiones un determinado impacto (como el producido en un salto, por ejemplo) puede ser el detonante de la lesión.

El estrés se va acumulando en un hueso determinado del pie debido fundamentalmente a la forma de apoyar el pie contra el suelo en cada paso. Cada uno de esos pasos va acumulando carga. Del mismo modo que un baso se puede ir llenando gota a gota de agua, pero siempre habrá al final una gota que acabará haciendo que el baso rebose. En las fracturas del pie pasa lo mismo. Un determinado gesto va generando una pequeña sobrecarga por microtraumatismo en una zona y cuando dicha zona ya a soportado toda la carga que podía soportar se rompe, sin necesidad de que el impacto que ha producido la fractura sea mayor que cualquier otro paso de los miles que llevamos acumulados.

¿CUÁL ES EL SÍNTOMA DE UNA FRACTURA POR ESTRÉS?

Va a depender del grado de fractura y de la localización, pero lo normal es que todas ellas cursen con un dolor (de mayor o menor intensidad) que aparece de forma repentina sin necesidad de haber realizado un gesto de mayor impacto que el habitual. Puede remitir con el reposo pero que vuelve a aparecer en cuanto regresamos a la actividad.

Las zonas más frecuentes en el pie donde se producen las fracturas por estrés son los huesos metatarsales, principalmente el segundo y el quinto.

Las fracturas de quinto metatarsiano por estrés son más frecuentes en algún otro deporte que en los corredores. Por ejemplo, en el fútbol ya que el efecto mecánico de los tacos de la bota y las peculiaridades de la horma de la bota de fútbol favorecen la aparición de este tipo de lesión.

En corredores la causa de las fracturas metatarsales por estrés está directamente relacionada a la forma de pisar y esta a su vez está relacionada a la morfología y estructura muscular de cada individuo y a su técnica de carrera.

En lo que se refiere a las fracturas del quinto metatarsiano una de las principales causas es tener una “fase de varo más larga de la cuenta”. Esto quiere decir que al apoyar el pie contra el suelo (que habitualmente lo hacemos por el lado externo del pie), este apoyo externo se mantenga durante más tiempo de la cuenta haciendo que el quinto metatarsiano soporte más carga de la que está preparado para soportar.

Un desgaste muy acusado de la zona externa de la zapatilla puede indicarnos que es posible que esa fase de varo en carrera sea más larga de lo necesaria.

Sería lo mismo que decir que el pie se mantiene en posición de “supinación” durante más tiempo del que sería aconsejable. Tenemos que recordar que cuando corremos nuestro pie adopta tres situaciones consecutivas: En la primera fase de la marcha apoyamos con la zona externa o bien del talón o bien del mediopie (en función de la técnica de carrera), en la segunda fase se produce la pronación del pie (generando un aplanamiento de este) y en la fase final o de despegue se vuelve a producir la supinación del pie (es lo que llamamos el movimiento de resupinación). Como vemos se trata de un movimiento secuencial en el que la carga se va cambiando de unas zonas del pie a otras. Cuando esta secuencia no es correcta se puede producir una sobrecarga en esa zona externa del pie favoreciendo la fractura por estrés del quinto metatarsiano.

En corredores la fractura metatarsal más habitual la encontramos en el segundo metatarsiano, ya que suele ser el hueso más largo y uno de los que más carga soporta

Una de las causas que influye en la aparición de estas fracturas metatarsales es la bajada brusca de drop o el hecho de pasar a correr descalzos o con calzado minimalista sin haber realizado la transición correspondiente.

En el momento que bajamos de drop, en la mayoría de los corredores observamos un apoyo mayor de la zona metatarsal contra el suelo. Dicho apoyo genera una sobrecarga mecánica en los metatarsos que puede dar lugar a una fractura por estrés.

Otro motivo biomecánico puede ser el acortamiento muscular de la polea posterior de la pierna (tendón de Aquiles, gemelos, soleo e isquiotibiales). Dicho acortamiento produce una limitación en la dorsiflexión del tobillo. Es decir que limita la posibilidad de doblar el tobillo hacia arriba (gesto que se produce de manera natural en el pie que está en le aire cuando corremos). Esta limitación en la flexión dorsal hace que la zona metatarsal esté más tiempo contra el suelo en cada paso aumentando la carga recibida.

Otra fractura por estrés que podemos encontrar en corredores, aunque no es muy habitual, es la fractura de calcáneo (sobre todo en corredores que debido a una mala técnica impactan de forma brusca contra el talón en cada paso).

Una vez que sospechemos de la fractura se debe de confirmar el diagnóstico mediante la realización de una radiografía, una resonancia magnética o gammagrafía ósea en algunos casos.

PREVENCIÓN

La mejor manera de prevenir una fractura metatarsal en el pie es realizando un correcto estudio biomecánico de la marcha y de la carrera en una clínica podológica especializada en podología deportiva. Es realmente sencillo de diagnosticar una forma de pisar que puede favorecer la aparición de dichas fracturas.

Se deberá trabajar desde un enfoque multidisciplinar que permita mejorar la pauta de estiramientos para ganar elasticidad en polea posterior, mejorar la técnica de carrera, analizar el calzado y en los casos necesarios diseñar una plantilla personalizada que permita disminuir el tiempo y la carga soportada en determinados huesos metatarsales.

TRATAMIENTO

Una vez que se ha producido la fractura por estrés se debe de tratar como cualquier otra fractura. En función que, si ha habido o no desplazamiento, de si la fractura es total o no y de las necesidades de reincorporación a la competición (si se trata de un deportista profesional) se valorará el tratamiento quirúrgico.

En la mayor parte de corredores (que no viven de correr) el tratamiento suele ser conservador con reposo inicial (unas seis u ocho semanas), tratamiento de fisioterapia, uso de bota de descarga durante los primeros días de apoyo y uso de una plantilla que limite la capacidad de movimiento de ese hueso metatarsal en la siguiente fase.

Cuando hemos sufrido una fractura metatarsal por estrés en un pie es muy importante que entendamos que la causa era una acumulación de carga en dicho pie. Es fácil pensar que la carga acumulada en el otro pie es muy similar por lo que es muy importante que realicemos un estudio y las acciones preventivas necesarias para evitar una fractura similar en el otro pie. Es relativamente habitual ver fracturas de estrés repetidas en ambos pies con un intervalo corto de tiempo entre ellas.

Aunque no es una lesión habitual en corredores, es una lesión que cuando aparece limita mucho la vida del corredor durante un tiempo. Y lo más importante a tener en cuenta es que es una lesión que se puede evitar si realizamos un estudio biomecánico previo y las acciones preventivas necesarias. Hoy disponemos de tecnología suficientemente precisa para poder analizar la carga generada en la carrera y poder predecir problemas futuros.

Víctor Alfaro
Especialista en podología deportiva
Director General Clínicas Podoactiva
Podólogo RFEA
@jvictoralfaro

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