Fisioterapia acuática, ejercicios y ventajas

Hasta hace bien poco, la fisioterapia acuática era una técnica desconocida recomendada por una minoría de los profesionales. Hoy, sin embargo, es uno de los métodos con mayor futuro y que más crece cada día en el campo de la fisioterapia.

Los últimos estudios vienen a confirmar los enormes beneficios rehabilitadores del medio acuático para pacientes afectados por todo tipo de lesiones, especialmente para la espalda y las articulaciones.

La resistencia y viscosidad del agua ayuda a que los pacientes puedan empezar sus ejercicios casi inmediatamente después de producirse la lesión porque los movimientos son lentos y suaves. Practicar ejercicios en el agua de forma temprana acelera además el proceso de recuperación y reduce el dolor, ya que el efecto drenante por el cual pesamos menos dentro del agua nos permite realizar ejercicios de movilidad, fuerza y resistencia mucho antes que en el medio aéreo.

El simple hecho de sumergirnos en el agua ya produce una serie de efectos, físicos y psicológicos, en nuestro cuerpo que favorecen la recuperación. Entre otras consecuencias sobre nuestro organismo, destaca que aumenta el flujo sanguíneo de la musculatura, la capacidad aeróbica, descarga los huesos y articulaciones al reducirse el peso de la persona, permite trabajar los músculos de la respiración, reduce la resistencia vascular periférica, aumenta la resistencia al ejercicio e incluso disminuye el dolor.

Además, la sensación de bienestar asociada al agua y su carácter lúdico, que fomenta la interacción social, sumado a la liberación de endorfinas en aguas templadas, mejora el ánimo de los pacientes y les ayuda a recuperar el equilibro físico-mental-emocional, evitando así el estrés y el mal humor asociados a procesos largos de rehabilitación y permitiendo que el proceso de recuperación sea más rápido.

 

Especialmente indicado para personas mayores

A pesar de que las personas mayores suelen ser reacias a las actividades en el agua, las cualidades del medio acuático son idóneas para la fisioterapia con personas mayores y permite tratar de forma sencilla y amena el dolor articular, la disminución de la fuerza o la capacidad de movimiento asociado al envejecimiento o a la presencia de enfermedades. Además, la pérdida de equilibrio y el consecuente miedo a las caídas aquí no influyen al no existir tal posibilidad (solo debemos poner atención al momento de entrada a la piscina).

Ejercicios de fisioterapia en el agua

Para aliviar el dolor de espalda, la piscina es uno de los medios más indicados por sus infinitas posibilidades, pero siempre hay que seguir una serie de indicaciones porque no todos los ejercicios están recomendados y habrá que trabajar en función de la dolencia que padezcamos.

  • En el caso de la espalda, no se recomienda nadar a mariposa (esto es, elevando los dos brazos al mismo tiempo por delante de la cabeza ejerciendo fuerza una vez sumergidas las manos al mismo tiempo que proyectamos dos fuertes patadas, una al inicio y otra al final de la propulsión) ya que este ejercicio incrementa la curvatura de la columna vertebral y puede ser perjudicial para quien lo realiza.

 

 

  • Si sufres una patología cervical, lo conveniente en nadar estilo crol con la cabeza fuera, a crol normal o a espalda, y estilo braza si se trata de una rectificación, y a espalda con la barbilla cerca del pecho o a braza vertical en caso de sufrir hiperlordosis.

 

 

  • Además de nadar, en la piscina podemos realizar una serie de ejercicios aeróbicos para tratar la afección de espalda. En este caso, siempre debes dejarte guiar por un profesional. Andar en el agua y realizar estiramientos leves te ayudará a reducir el dolor muscular.

 

 

  • Si sufres una dolencia en la zona del hombro, el único estilo recomendado de nado es a braza. Sin embargo, puedes hacer multitud de ejercicios para mejorar la movilidad y reducir el dolor. Por ejemplo, caminar exagerando el balanceo de los brazos o simulando que apartas el agua, con o sin la ayuda de un elemento de flotación (churro o tabla).

 

 

  • Para las lesiones en rodillas, uno de los ejercicios en piscina recomendables es caminar o correr dentro del agua ayudado por material de flotación, bien entre las piernas (estilo caballito) o entre las axilas.

 

Jose A. Grande
Fisio Cantizal

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