¿Agua mineral? Ten cuidado con lo que consumes

Tratando siempre de cumplir una dieta lo más saludable y beneficiosa posible para nuestro cuerpo, hemos tratado de consumir el máximo agua mineral posible.

Es decir, tenemos la creencia de que consumir la mayor cantidad de agua embotellada es lo mejor para nuestro organismo. ¿Pero es realmente esta práctica la más beneficiosa para nuestros dientes?

Para cuidar el esmalte de nuestros dientes y no erosionarlo gravemente el Dr. Iván Malagón recomienda consumir agua con pH neutro. Es decir que el nivel de acidez o alcalinidad sea neutro, más exactamente de ph7.  Cabe resaltar gracias a diversos estudios de investigación y medios como el Daily Mail, que  apenas cuatro de nueve marcas de agua embotellada tienen un nivel de pH normal.

 

¿Daña realmente nuestros dientes?

A pesar de lo que podamos imaginar, el esmalte de nuestros dientes se daña con mucha facilidad. Especialmente cuando consumimos líquidos con un alto nivel de acidez. Siendo más exactos comienza a ser perjudicial cuando su pH es inferior a 5,5.

Por otro lado también debemos señalar que su poder de erosión aumenta cuanto más lento lo consumimos. Es decir, si tardamos dos horas en bebernos un vaso con dicho grado de pH será más perjudicial que si nos lo bebemos en 15 minutos. Cuántos más largos son los sorbos ésta está más tiempo en la boca, y por tanto, es más perjudicial. Por supuesto no se aconseja beber demasiada cantidad de agua en un periodo muy corto de tiempo tras realizar una actividad deportiva.

 

¿Y el agua del grifo?

El agua embotellada no contiene flúor. ¿Esto qué significa? El flúor es un elemento muy beneficioso para nuestro esmalte dental. Lo único que en vez de encontrarse en el agua mineral embotellada, lo podemos encontrar en el grifo. Las personas que únicamente consumen embotellada deberán compensar dicha carencia con pastas de dientes ricas en flúor.

Actualmente no existe hay razón para no beber del grifo. Lo que si tenemos claro, y especialmente en deportistas, es que debemos encontrar un equilibrio entre agua embotellada y del grifo. De modo que consumamos ambas sin observar ningún tipo de carencia, ayudando a mantener nuestros dientes fuertes y sanos.

 

Iván Malagón

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