Practicar deporte es un hábito muy saludable tanto física como mentalmente. La práctica deportiva junto con una dieta equilibrada hacen que nuestro organismo esté sano, pero no hay que olvidarse de la salud bucal, un factor importante que si no tomamos ciertas medidas puede verse muy perjudicado durante el ejercicio. Estas son algunas de las precauciones más sencillas que podemos tomar y que nos evitarán problemas innecesarios:
- Protector bucal: se trata de un artilugio flexible que se introduce en la boca mientras practicamos deporte. De esta forma protege a la dentadura de sufrir posibles traumatismos tras un golpe o una caída, algo muy habitual al hacer ejercicio, especialmente si realizamos deportes de contacto, como baloncesto o fútbol por ejemplo. Pero además de servir de escudo de los dientes, tienen dos beneficios extra más: por un lado activan los músculos del cuello y la mandíbula otorgando así cierta protección ante una conmoción, y por otro, altera la posición de las vías respiratorias de una forma que mejora la respiración durante el esfuerzo físico.
- Dientes alineados: no es un capricho estético. Tener una dentadura correctamente alineada es esencial para todos, pero mucho más para los deportistas. Durante el ejercicio es habitual que los dientes estén en contacto continuo y choquen entre sí pudiendo generar fisuras o roturas, pero, si las piezas no están alineadas, los daños pueden ser mayores llegando incluso a partirse. Además, las malposiciones dentarias hacen que los dientes y encías soporten cargas inadecuadas, lo que provoca tensiones musculares y articulares que derivan en dolor de cabeza, de espalda, de cuello e incluso en problemas de equilibrio.
- Hidratarse: si no estamos correctamente hidratados se produce sequedad bucal, algo muy dañino para nuestra boca. La saliva ayuda a proteger a los dientes y encías frente al ataque de las bacterias, por lo que si se reduce su flujo quedan desprotegidos.
- No abusar de las bebidas isotónicas: estos líquidos fueron diseñados para que los deportistas, tras hacer un ejercicio extremo, pudieran reponer rápidamente azúcares y electrólitos, pero dada la cantidad altísima de azúcar y ácidos que contienen, un consumo elevado puede ser muy perjudicial aumentando el riesgo de caries y el desgaste del esmalte. Si lo que queremos es hidratarnos tras una sesión, lo mejor es tomar agua o leche, siendo esta última una opción estupenda ya que además de hidratar aporta calcio a los dientes y protección frente a los ácidos.