El verano es época de relax, de tiempo libre, de compartir con la familia y los amigos. Comemos diferente y el ritmo de entrenos baja.
Ahora toca volver a la normalidad, comer en el trabajo, entrenar a medio día en muchas ocasiones…
Antes de nada, debemos entender que para comer variado, sano y fresco debemos comer de temporada, consumir los productos de cada estación nos garantiza frescura y calidad.
Para los que comáis fuera de casa no es fácil seguir esta filosofía pues normalmente la cocina de fuera es más grasa y por lo tanto es más calórica, no pidas cosas rebuscadas, lo más sencillo suele ser lo mejor: ensalada, cremas o purés, carne o pescado. ¡¡Ah!! y ¡¡no pidas postre!!
Para los que podéis llevar comida desde casa hay más opciones, yo siempre recomiendo o bien hacer más cantidad de lo que cenemos y llevar para el día siguiente o bien cocinar un día o dos a la semana y congelar, de esta manera cambiamos de platos y no cocinamos todos los días.
Si en algún momento de la semana por el motivo que sea no os da tiempo a cocinar para el resto de días o cenáis fuera y no podéis preparar comida para el día siguiente siempre está el recurso fácil: ensalada. Recordar, siempre una base verde como espinacas o canónigos, después un hidrato como legumbre o arroz, pasta, quinoa… Una proteína y dos o tres ingredientes más como pasas, manzana, aceitunas, tomatitos, champiñones, queso fresco.
La comida es como el entrenamiento, si todas las semanas hacemos lo mismo no funciona y tendremos carencias sobre todo a nivel muscular, en verano si se baja el ritmo, tenemos tendencia a perder músculo que luego debemos recuperar por el bien de nuestro organismo.
Comer entre 5 y 6 veces al día, variado, sin grasas malas y con una buena hidratación es fundamental y ojo con el desayuno: fruta, cereales y proteína que de esta última ¡¡siempre nos olvidamos!!