Hay muchas personas que debido a problemas médicos u otros motivos, no les gusta correr o no han conseguido ser constantes en su práctica deportiva, no se atreven a comenzar en la práctica del running. Para todos ellos existen distintas disciplinas que pueden incorporar a su rutina. Entre ellas está el Power Walking.
El Power Walking es una modalidad de marcha. Se trata de andar, pero de andar rápido. No hay que subestimar esta modalidad, hay gente que camina muy rápido, actualmente el récord de 20km marcha está en 1:17:16, casi nada...
Para realizar nuestra práctica de Power Walking es muy importante adoptar una buena posición. En ella deben intervenir los brazos, no van relajados. El abdomen debe estar contraído, la cabeza bien colocada y todos nuestros músculos implicados para favorecer esa marcha rápida. Tenemos que elevar nuestro centro de gravedad, la diferencia está que al intentar de llevar esa amplitud de zancada y esa rapidez tenemos que llevar el pie en flexión, es decir, tirando de los dedos hacia arriba posibilitando el ir caminando de forma muy rápida.
Y ¿por qué es tan importante la postura? Una postura correcta, tanto en el running como en el power walking, nos proporciona un apoyo adecuado y esto hace que el entrenamiento sea más eficiente a la vez que prevenimos lesiones.
Como os decía, hay personas que bien por una limitación física, una lesión, o bien porque no les gusta, no pueden o no quieren correr, pero quieren realizar una práctica deportiva intensa. Cuando practicas power walking estás trabajando a nivel cardiovascular y muscular de una forma más intensa que cuando realizas una marcha relajada.
¿Se pueden combinar ambas modalidades? la respuesta es sí, pero yo soy partidario de que esa transición que hacemos entre caminar y correr sea una marcha rápida, un power walking, que implique el máximo de grupos musculares en cada una de nuestras zancadas.
Al igual que en la carrera, en el power walking, debemos realizar un calentamiento y que este sea adecuado a la intensidad y el tiempo que vayamos a realizarlo.
En nuestra práctica habitual, en los entrenos, podemos aprovechar los 5 o 10 primeros minutos para calentar y una vez transcurridos estos minutos que nuestro cuerpo ya tiene la temperatura ideal y está preparado para trabajar de manera más intensa, empezaría nuestra sesión. En las competiciones podemos hacer un calentamiento previo con paradas, movilización de brazos y articulaciones, y estiramientos.
En cuanto a la frecuencia y el tiempo, como ya sabéis, en mi opinión lo ideal son tres días a la semana e intentar pasar de la barrera de los 40 minutos.
La intensidad nos la irá marcando nuestro propio estado de forma. Tenemos que escucharnos, fijarnos en la forma de reaccionar de nuestro cuerpo y adaptar esta intensidad a nuestra condición física.
Eso sí, si realizamos una práctica deportiva con una frecuencia de tres entrenos por semana, al menos uno de ellos debería ser más intenso, ¿por qué? Porque de esta forma estimulamos a nuestro cuerpo. Introduciendo pequeños estímulos, pequeños aumentos de intensidad provocamos adaptaciones de nuestro cuerpo lo cual se traduce en una mejora. Un entrenamiento como éste nos colocará sin duda en el trampolín de salida para lograr cualquier objetivo.
Hay personas que no se atreven a dar el salto y animarse a competir en una carrera, les da vergüenza, porque en lugar de correr de forma contínua, combinan la carrera y la marcha, realizan power walking. Hay que animarse a participar, siempre hay una primera vez para todo, así que anímate sea cual sea la práctica que realices. Hay que moverse sentirse bien, hay que tener ganas de hacer cosas.
Por supuesto que puedes hacer competiciones combinando la marcha y la carrera, el deporte está abierto para todo el mundo y para todas las modalidades.
Lo importante es levantarse cada mañana, no pensar, marchar, correr y llenarnos del máximo de energía que podamos.