FASCITIS PLANTAR
La fascitis plantar consiste en la inflamación de la fascia plantar, una banda de tejido elástico que se extiende desde el calcáneo hasta la zona metatarsal, situada delante de los dedos. Esta estructura tiene una función esencial en el caminar, pues es una de las principales responsables de mantener el arco plantar, absorber y devolver la energía que se produce cuando el pie impacta contra el suelo. Además, se encarga de proteger los metatarsianos evitando un exceso de flexión de los dedos.
SÍNTOMAS
El síntoma principal es un dolor agudo en la zona interna del talón (es la zona de inserción de la fascia plantar). Ese dolor suele ser más intenso en los primeros pasos que damos al levantarnos (porque la fascia con el reposo de la noche se hace “más corta” y al dar los primeros pasos tracciona con más fuerza). Una vez que hemos caminado un poco, la fascia se estira y suele disminuir la molestia.
En el caso de los deportistas, en las fases iniciales de la fascitis, posiblemente el dolor sólo aparecerá por la mañana y después de hacer deporte, pero al deportista le será posible realizar la actividad deportiva. Hay que tener en cuenta que cuando aparecen los primeros síntomas, debemos empezar a tomar medidas porque tenemos muchas posibilidades de que la fascitis se vaya agudizando y llegue un momento en el que sea muy limitante para la vida deportiva e incluso para la vida normal de una persona que tenga que permanecer largo tiempo de pie o caminando.
CAUSAS
La fascitis plantar se debe a la reiteración de correr unido a una mala pisada en una superficie dura y uniforme. También puede estar causada por un pie cavo, un pie vago o un exceso de curvación que provoca la inflamación de la fascitis. Otras posibles causas de este trastorno son la debilidad muscular, la mala sujeción del calzado o un aumento repentino de la actividad física o del peso.
PREVENCIÓN
No es necesario esperar a sentir dolor para empezar a prevenir no solo la fascitis, sino muchas otras enfermedades que pueden desencadenarse por una pisada incorrecta. Se debe saber qué tipo de pie tiene el deportista. Para ello es fundamental ir al podólogo y realizar un estudio de la pisada. Después de detectar el problema concreto de pisada del paciente, el podólogo le prescribirá una plantilla personalizada que podrá adaptar perfectamente a su calzado. Las plantillas no son solo para proteger la estructura del pie, sino para preservar el equilibrio de todo el cuerpo.
El estudio que se ofrece en una tienda de deporte está exclusivamente encaminado a asesorarnos sobre el tipo de zapatilla más indicada para nosotros pero desde luego en ningún momento tiene validez clínica ni debe de estar orientado a relacionar nuestra forma de pisar con una lesión presente o futura.
También recientemente podemos ver ofertado el estudio de la marcha en algunas ortopedias. Es importante saber que el técnico ortopeda no está cualificado ni técnica ni legalmente para emitir ningún tipo de diagnóstico ni prescribir ningún tipo de plantilla. Su misión es exclusivamente fabricar un tratamiento siguiendo las instrucciones precisas de la receta emitida por un traumatólogo, podólogo, médico rehabilitador, etc.
Por el contrario, en Fisio Cantizal sí contamos con personal especializado en podología y ofrecemos a nuestros pacientes una amplia gama de servicios de podología en general en Las Rozas. Además, también estamos especializados en estudio de la pisada.
TRATAMIENTO
El tratamiento habitual suele ser combinar medicación antiinflamatoria con diferentes tratamientos de fisioterapia encaminados a disminuir la inflamación en la fase aguda.
En una segunda fase, que conviene iniciar lo antes posible, habría que realizar un correcto estudio de la marcha y valorar si la causa de la fascitis tiene relación con la forma de pisar del paciente. En caso positivo, es necesario diseñar y fabricar una plantilla personalizada para fascitis plantar que permita “destensar” la fascia de modo que cuando la fase aguda esté superada, podamos reiniciar la actividad con muchas menos posibilidades de recaida.
Una vez pasada la fase aguda, es muy importante que el paciente adopte unos hábitos correctos sobre estiramientos y sobre el uso de calzado que debe utilizar tanto para la vida normal como para la actividad deportiva ya que ambos factores van a ser también determinantes en que encontremos la solución definitiva a la plantilla.
Al igual que una plantilla bien indicada, diseñada y fabricada puede mejorar mucho nuestra calidad de vida, es importante dejar claro que una plantilla no adecuada puede no sólo no mejorar la patología sino que puede agravarla.
Es aconsejable acudir a una clínica podológica especializada donde encontrará los medios y los profesionales cualificados para poder emitir un diagnóstico correcto sobre su forma de pisar y el posible tratamiento.
¿Qué ejercicios que podemos hacer?
Estiramiento en tabla inclinada: Párese sobre una tabla inclinada y presione la tabla con los talones. Mantenga sus rodillas ligeramente flexionadas. Sostenga esta posición durante un minuto. Repita cinco veces este ejercicio.
Empinarse sobre una pierna: Párese sobre su pie lesionado colocando una silla al revés delante de usted. Sosteniéndose en el espaldar de la silla, levante los dedos del pie, dejando la rodilla estirada. Permanezca así durante un segundo. Baje lentamente los dedos hacia el piso. Repita diez veces este ejercicio.
Estiramiento de la pantorrilla: De frente a una pared, colóquese con la pierna delantera doblada y coloque la pierna lesionada extendida hacia atrás. Inclínese suavemente hacia la pared hasta que sienta tirantez en su pantorrilla. Sostenga esta posición durante diez segundos. Relájese. Repítalo veinte veces con cada talón lesionado.
Enrollar los dedos del pie: Extienda una toalla sobre el piso. Siéntese y coloque sus pies en posición plana sobre la toalla. Manteniendo el talón en posición plana, agarre la toalla enrollando hacia dentro los dedos de su pie y hale la toalla hacia usted.
Golpecitos con el dedo gordo del pie: Siéntese y coloque sus pies en posición plana sobre el piso. Manteniendo sus talones en posición plana, apunte hacia el techo los otros dedos de sus pies. Mientras los cuatro dedos más pequeños están apuntando hacia arriba, doble hacia abajo sus dedos gordos y dé golpecitos en el piso con ellos. Dé entre diez y cincuenta golpecitos. Apunte nuevamente hacia arriba con todos los dedos de sus pies. Esta vez, deje el dedo gordo apuntando hacia arriba y dé golpecitos en el piso con los cuatro dedos más pequeños. Dé entre diez y cincuenta golpecitos.
José A. Grande.